P. tuvo competencia el fin de semana, apenas con 5 y nada como una profesional.
Y mientras estaba en la alberca, escuché la voz de V. pidiendo que nadara más rápido, sin interrupción. Sentí como el cansancio volvía a recorrer mi ser. Y de nuevo, no quería estar con los "grandes" extrañaba ser principiante. La parte "honda" volvió a apanicarme, me asustaba pensar que no tenía todo bajo control.
Recordé como acostumbraba tomar el carril de la alberca, con la mano y empujarme para avanzar con más velocidad. Todo con la ilusión de que terminara pronto la tortura de estar en la parte donde mis pies perdían el piso.
Pero V. se dió cuenta de mi truco, e impulsivo como era, decidió poner un "hasta aquí" a esa situación, en el instante hundió el carril conmigo incluida. Mi susto fue indescriptible, todo se lleno de agua, al mismo tiempo que me sumergía tuve la desdicha de respirar, el terror me dominó. V. alcanzó a sacarme de la alberca, la fobia por el agua me duró algún tiempo. El pánico por ir a la clase de natación duró siempre, cada clase llamaba a mi mamá para tener un encuentro con ella en el baño, donde lloraba suplicándole que no quería regresar al agua; en eso aparecía V. y replicaba: ¿Reunión familiar? ---¡Al agua! Y salía yo de nuevo a la clase, con lágrimas en los ojos volteaba a ver a mi mamá que observaba atentamente desde la ventana que daba a la alberca.
Gracias a eso aprendí a nadar pero no es mi deporte favorito. Creo que a P. no le ha pasado nada similar, ahora los profesores de natación toman cursos de pedagogía, seguro.
4 comments:
Seguro.
alemama: pues me dicen que los profesores de natación rudos ayudaban más al aprendizaje.
jajaja nos leeremos.
!Que bruto!
z. ya nadie usa ese viejo truco del carril... bueno tal vez el Sr. Don R.
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