Qué insoportable es el dolor. No puedo concentrarme.
Ahora entiendo a la perfección el insulto de "Eres peor que un dolor de muelas", la próxima vez que me lo digan, voy a ofenderme.
Siempre he tenido mala dentadura aunado a que cuando era pequeña me daba asco la pasta de dientes, así que no me lavaba los dientes. Así, el resultado de esto es que mi segundo hogar era el consultorio dental.
Lo bueno es que amo a mi dentista, es una doctora muy paciente con los niños, recuerdo como me explicaba que la anestesia eran hormigas que entraban para adormecer, también me quedaba dormida y para poder seguir trabajando ponía un corcho en la boca para seguir trabajando.
Hoy, 30 años después, sigo yendo con ella porque me da confianza y seguridad, aun cuando su consultorio parece atorado en los 80´s.
A todos les deseo que tengan una dentista tan buena como la mía y una buena dentadura.