Pero todo esto estaba por cambiar, cuando aparecieron ellas, tan pequeñas e inofensivas. Yaya no se sintió amenazada. Empezaron de a poco, comiéndose la pequeña planta que crecía en la primera maceta de la entrada. Pero las hormigas son voraces y trabajadoras, una combinación admirada por muchos, lograda por pocos. Trabajaban 24 horas los 7 días de la semana y venían en cantidades industriales. La laboriosidad se encarnó en las hormigas que habían llegado a invadir el jardín de Yaya.
Así, después de la planta de la maceta, terminaron con la bugambilia y no contentas con eso, empezaron a devorar el "huele de noche".
La Yaya tuvo que convertirse en la cazadora de hormigas más feroz que se haya visto. Lo intentó todo: insecticidas, mezclas de cal y veneno, buscaba con ahínco los hormigueros para acabar con ellos.
En cuanto alguien decía "¡Hay una hormiga!", inmediatamente la Yaya, cual Superman, se transformaba y con insecticida en la mano, rociaba en dirección a donde se encontraba la susodicha.
Un día, Yaya encontró un hormiguero, y decidió matarlas ahogadas. Abrió la manguera y cual fue su sorpresa, cuando escuchaba que el agua caía y caía, era el hormiguero más profundo que se hubiera visto jamás. Empezó a temer que estos laboriosos insectos, hubieran invadido todo el terreno por debajo de su casa. Y lo siguiente que se llevarían, sería a ella con todo y su domicilio.
Ante esta amenaza, no le quedo otra opción a Yaya, más que ir a buscar en el mercado negro una solución. Yaya regresó feliz con su nueva mascota. Y así como hay gente que compra gatos porque tiene problemas de ratones, Yaya compró un oso hormiguero.
Fue uno de los días más felices de la vida de Yaya, ella y el oso hormiguero, se hicieron mejores amigos y las hormigas hicieron sus maletas y se mudaron a otros jardines.
5 comments:
Mis hormigas no son tan malas. Un beso
me encantó jajajaja
Susi, las hormigas de Yaya son implacables.
Piedi, un gusto que hayas pasado por aqui.
Jajaja yo quiero un oso hormiguero
Una solución impensada, pero solución al fin y al cabo.
¡Bien por la Yaya!
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