Perdida en las calles de la Ciudad

Ayer tuve que ir al Aeropuerto Internacional Benito Juárez, de la Ciudad de México.
La llegada fue perfecta, a tiempo, sin tráfico, ideal.
Pero la salida, Oh Dios! Cerrados los accesos para ir hacia Circuito Interior (Avenida principal para llegar y salir del aeropuerto) me encontraba como rata en laberinto.
Decidí seguir esos letreros naranjas que ponen como opciones para lograr llegar al camino deseado. Sin embargo, (para variar) no estaban actualizados, todos llegaban a lugares sin salida, que tenían de esos botes naranjas evitando el paso. ¡Qué desesperación!
Así estuve, circulando por calles lúgubres, repletas de graffittis violentos, con caras desconocidas observando el paso del coche. Y yo, con toda la paranoia que traigo de la inseguridad en la ciudad, trataba de mostrar total dominio de la situación, para que vieran que no me dominaba el miedo y aparentar que esos son mis rumbos desde recién nacida. Ya que según mi teoría, si te ven insegura, se aprovechan.
Al fin, después de 40 minutos, logré entroncar a Circuito Interior. Qué descanso.