Esta semana me quedé sin smartphone, mi BlackBerry se tronó.
El primer día fue una sensación de desnudez, todo el día sentí que algo me faltaba.
Segundo día, por la mañana no me levanté. Claro, la BB es mi despertador. Tarde para todo.
Día 3 ¡Chinhuetes! ¿A dónde les hablo para avisarles que voy tarde? Dado que la BB es mi directorio telefónico, mi memoria no se había preocupado por aprenderse un sólo teléfono.
Cuarto día, aburrición en el tráfico.
Al día 5, ¿Cómo llego a ese lugar? Acostumbradísima al GPS de la BB.
En el día seis, decidí salir de la ciudad. Despejarme. Y fue cuando se hizo la luz, disfruté el "finde" como nunca. Cero estrés por e-mails de clientes workholics, sin saber del mundo ni complicaciones de saber qué está pensando Fulanito o Sutanito. Una liberación total.
Me seguía sintiendo desnuda pero libre.
A la fecha sigo sin BB.
4 comments:
mucho mejor!
Ea increible como nos aferramos a la tecnolgía, si pensamos en el inicio del uso del teléfono, nos pondrían los pelos de punta.
Hoy sin celular no vivimos, podríamos salir a la calle sin zapatos, pero SIN CELULAR JAMÁS.
Cariños,
María del Carmen
Creo que es por eso que no cambio mi celular tradicional por un Blackberry: se genera una necesidad que antes no sabíamos que teníamos.
Bien por ti,. si es que logras acostumbrarte.
xD
Saludos.
"Aburrición", qué bella palabra.
Es como "dormición de la Virgen", pero en medio de México DF.
Intentaré usarla en mis conversaciones.
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