Bitácora de una noche

**Ha sido un día ajetreado, una jornada agotadora: llamadas de prospectación, planeación de ventas, escuchar problemas.... en fin un día que lo único que se desea es que termine en cuanto entres a la cama y pongas la cabeza en la almohada. Pero al parecer esta noche no lo lograré, daba vueltas y vueltas.
Retumbaba en sus oídos ese sonido intermitente. Creo que es una alarma, pensó. Alguna casa anunciando intrusos en su interior. (1:40 am) El insomnio atacante.

**Recuerda las bugambilias de aquel jardín. Eran de un color intenso, vivo, alegre. Como le gustaría que su alma al mezclarse con la de él diese un tono de flor de bugambilia, de tal intensidad que deslumbrara, que alegrara la pupila de cuanto ojo la viera. Abre la ventana del cuarto, quiere salir, explorar, otear el horizonte y ahí está, la divisa, la huele. Aquella bugambilia parece indicar el camino hacia el interior del pensamiento. Ese tronco pensará ¿por qué no puedo dejar de ser gris para convertirme en bugambilia? Deseará ser abrazado por las ramas verdes y en tonos rosas vivos de la dichosa planta. Un ruido como de claxón la distrajo de sus pensamientos silvestres. Alguien habría intentado entrar en esa casa pero no lo averiguaría. (1:40 am) El insomnio aguerrido.

No puedo seguir, debo aprovechar la llegada de Morfeo....