En las navidades pasadas me regalaron un iPod: codiciado instrumento para escuchar música "all day long"... El primer estreno fue usarlo para salir a correr, cómo cambia todo tu alrededor cuando tienes la música indicada. Para esta actividad empleé una lista de reproducción de electrónica que de hecho se denomina: podrunner. WOW, cómo cambió mi estado de ánimo. Todo a mi alrededor temblaba bajo las pisadas y la respiración agitada. Era la dueña del mundo.
iPod para hacer el super. Fui a realizar las compras de la semana. ¿Quién me acompaña? y ante esa osada pregunta mía solo hubo un silencio sepulcral. Que bien, pensé, así sólo iremos él y yo. El nano y yo nos lanzamos de compras, para esta ocasión elegí algo retro de pop en español: un poco de timbiriche, flans, fresas con crema, mecano, miguel bosé. Totalmente una experiencia nueva, fascinante: escoger las verduras cantando es algo realmente cautivador, elegir galletas, panes y tortillas adquiere una tercera dimensión escuchando "no controles" de flans, ir por la zona de detergentes con miguel bosé es como sueño.
iPod para carretera. En esos largos caminos por la carretera, aparece como el mejor copiloto. Aquel que puede escucharte cantar a grito pelado y no se queja. Es más, te aplaude y te incita a que no te detengas: continúa, continúa. Esos son los mejores aompañantes. Y para esas ocasiones de tráfico en la carretera nada mejor que cantar a todo pulmon unas rancheras... Y cambia todo el estado de ánimo.
Un iPod para todo. O más bien el iPod me ha permitido tener la música indicada, para el momento indicado, en el lugar adecuado para generar el estado anímico indicado.
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