El libro "La sopa con tenedor" de Jose María Cabodevilla me ha dado buenas sorpresas, entre ellas me encontré con el siguiente párrafo:
Las almas sufren a veces por causas muy espirituales, pero se observa que tras el llanto más sublime (sea por un amor trágicamente desaparecido o sea por una contrición muy intensa) acaban todos sonándose las narices.
Complicación no. 142, los seres humanos tienen que llevar siempre consigo un pañuelo.
Complicación no. 143, han de procurar reservar sus duelos para la soledad.
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3 comments:
A veces los duelos son tan enormes que no se les puede reservar para la soledad. Aun así, la complicación 143 no deja de ser una muy buena reflexión.
La 142... ni se diga.
Saludos
A veces se llora sin grandes duelos, y necesitamos moquear a gusto igual.
Besos
¡ Aguda advertencia !, pero el llanto es tan necesario como la risa.
Un besote fuerte desde España
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