Después de pasar navidad en Querétaro, partimos hacia nuevo destino: la ciudad de San Antonio, Texas. Primer día. El viaje por la carretera, magnífico. Las montañas de Coahuila y Nuevo León parecían abalanzarse. La especie de árbol-cactus que crece libremente para donde lo forma el viento adornaba el camino y animaba a los viajeros hacia lo enigmático. Cruzar la frontera: hora y media. Las filas en los días anteriores habían oscilado entre 8 y 10 horas por lo que estabamos realmente satisfechos con nuestro tiempo récord. Ya en los Estados Unidos, dos horas más de camino para llegar al destino: la carretera fue deliciosa, con piloto automático sin necesidad de más. Estos gringos sí que saben hacer las vías terrestres. El check in en el hotel y cena en Taco-TOTE para no extrañar, la tierra llama. Y eso que era el primer día. Segundo día. Ida a Sea World con un frío del cocol: hasta Shamú se negó a aparecer en público. Los pingüinos me robaron el "cuore", los delfines y yo somos uno mismo, las belugas como ballenas gordas que su número es el nado sincronizado. Salimos del parque a las 5 pm. A Susi y a mi no nos amedrentó el frío y nos subimos a los juegos de agua...por allí dicen que lo que no te mata te hace más fuerte así que un poco de frío húmedo no mata a nadie. Tercer día. Compras en San Marcos. El desayuno fue en IHOP (International House Of Pancakes) Yumi, Yumi... hot cakes de lo que quieras... los mejores: New York Cheesecake Pancakes... Después de nuestro "grand slam breakfast" partimos hacia la euforia de las sociedades consumistas: las rebajas de la temporada navideña. Impresionante: suéteres GAP en 5 dólares, jeans DKNY en 10 dólares, chamarras Banana Republic en 15 dólares, zapatos Nine West en 20 dólares... lo que quieras allí está. Llévelo, llévelo... San Marcos estaba repleto de mexicanos. En el estacionamiento podias observar placas de Chihuahua, Nuevo León, Coahuila, Querétaro, Durango, Estado de México, DF, había mínimo un representante de cada uno de los 32 estados de la república. Las familias divididas por radios se distribuían por las tiendas para poder acaparar las mejores ofertas, se escuchaban conversaciones como: "Apúrale, estoy en Adidas. Los tennis están de oferta, ven a probartelos" "Mamá: ¿Dónde está mi papá? Ya casi llegó a la caja" "Ve a ver la tienda mijito en lo que yo hago la fila para pagar" Las madres siempre son tan sacrificadas. Ese día estuvimos en San Marcos de 11 am a 8 pm y no alcanzamos a recorrer todas las tiendas. En fin, esa fue una probadita del shopping navideño. Cuarto Día. Recuerdos texanos. Mi hermana decidió llevar a los niños a Six Flags, Susi (valiente como siempre) se fue con ellos. Mis papás y yo rajamos: decidimos ir a caminar por el downtown de San Antonio e ir a visitar el Alamo Dome. Que buenos recuerdos de la infancia cuando los 6 hijos (faltaba susi) recorríamos el mall impresionados por las novedades de la sociedad gringa, las caminatas por el río, las idas al estadio para ver a San Antonio Spurs. En fin, nos sentamos a orillas del río con un café para observar el árbol de navidad y escuchar a un cuarteto de música sudamericana. Un buen tiempo con los autores de mis días. Six flags estaba cerrado por la mañana, entonces nos encontramos para comer en el Luby´s, más recuerdos: los macarrones con queso, el "mash potatoe", y los grandes pasteles al final de la barra. Definitivo el negocio de ese restaurante son los niños que comen con los ojos al ir pasando por la barra. Mi hermana se lanzó a Six flags con todos los chilpayates. Mi papá se quedó a dormir un rato en el hotel. Mi mamá me llevó a conocer un nuevo mall, "La Cantera". Me encantó la plaza: al aire libre con zonas verdes y acuáticas, con sillones por algunos pasillos para poder descansar del shopping. Decidimos echar un ojo a las tiendas que decian "Christmas Sale", grandes por una bolsa Coach sólo pagabas 900 dólares en lugar de 1,800 dólares. Otro rollo comparado con San Marcos. Allí sólo compramos para mi papá, obviamente porque encontramos unas muy buenas ofertas de camisas. Siguiendo el refrán de Lucas: el que convierte no se divierte. Quinto Día. A punto de despedirnos de San Antonio. Al día siguiente partíamos para México. Llevamos a Lucas a conocer "La cantera": allí fue donde sucedió la compra más garrafal, un peluche para mi sobrina Pocs. ¡¡¡Que, que!! En fin: mono de peluche 30 dólares, camisa de high school para el perro 15 dólares, zapatillas y "tutú" de ballet 20 dólares, sonido del peluche 15 dólares, la sonrisa de Maria Pocs cuando juega con su perro Corazón NO TIENE PRECIO. Para todo lo demás existe Master Card. Lo mejor fue cuando mi mamá vió al perro y pensó para sí misma que lo habían comprado en un "botadero de a dólar". Al final del día fuimos a misa dominical en St. Mathew (más recuerdos). Sexto día. ¿El regreso? Nos quedamos dormidos. Aún nos faltaba empacar algunas cosas. Mi papá salió a comprar maletas. Mi mamá y yo empacamos lo más posible. Lo logramos: metimos todo. Saliamos de la ciudad como a las 12 pm. Adios San Antonio. Llegamos a Laredo a las 2 pm y fue cuando sucedió lo inevitable: mi papá se estacionó en un hotel y pidió 2 cuartos. Hecho, mi papá mantuvo la tradición. Pasaríamos el último día en Laredo buscando las últimas ofertas y haciendo panic shopping para al día siguiente salir muy temprano hacia México. Eso pasó, en Laredo encontramos unas muy buenas ofertas para realizar las últimas compras. Séptimo día. Ahora sí, el regreso. Directo a Querétaro donde daríamos la bienvenida al 2008. La carretera sin ninguna cosa extraordinaria exceptuando los paisajes y esa plática sabrosa que sólo nace entre piloto y copiloto mientras se conduce un automóvil.
Estas fueron las crónicas de un viaje anunciado.
2 comments:
¡qué buenas vacaciones! Están de envidiaaa !!!! Me da gusto que escribas ;-)
saludos a susi y a todos los demás
ciao bella
ooorale ke padre narración zetita, hasta me dieron ganitas de llorar, eres la mejor
besitos amigota
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